viernes, 24 de agosto de 2007



Existen pocos animales en el mundo que ejerzan una fascinación y atractivo tan singulares como lo hace el salmón, su ciclo de vida es impulsado por el instinto, como en todos los animales, pero solo el da ejemplo de determinación, gran fuerza, vigor y resistencia antes de llegar hasta su dramático y trágico final.
La fecha de la aparición del salmón en la tierra no esta determinada con precisión; sin embargo la información que existe señala que el grupo de los peces teleósteos, al cual pertenecen los salmones, dominaron el escenario acuático en el periodo cretaceo que se inicio hace unos 135 millones de años, época en que los dinosaurios y otros torpes gigantescos animales habitaban la tierra y ni siquiera el mas remoto y ancestro del hombre hacia aun su aparición.

Durante un lapso de 60 millones de años los teleósteos se esparcieron por el mundo y se adaptaron mediante largos procesos evolutivos en las hoy numerosas familias entre las que se incluyen los salmónidos, los que prefirieron aguas frías y oxigenadas ubicadas en el hemisferio norte.

En términos evolutivos, el genero salmo es mas antiguo y en términos geológicos, el genero Oncorhynchus es una derivación reciente del salmo. Se presume que la primera derivación del salar puede ser el Oncorhynchus Masu (salmón cereza) encontrado solo en Asia; este tiene una biología mas cercana al salmo que el resto de los salmones del pacifico, especialmente en la composición de su sangre.

Los mecanismos por los cuales los salmones adultos retornantes encuentran sus ríos maternos, aun no son comprendidos; sin embargo se sabe que el proceso de “imprinting”, el cual el juvenil capta ciertas condiciones ambientales de su lugar de origen, tiene una gran importancia.

El complejo y largo ciclo de vida del salmón hace que este pez se exponga a una serie de problemas entre ellos los ambientales y de pesca. Además cada Stock reproductivo tiene su secuencia propia y única de dificultades que debe sortear, y por supuesto vencer para sobrevivir. Hay que tener presente que cada especie se divide en corridas separadas que remontan en diferentes sistemas fluviales; y mas aun se separan en diferentes stocks o razas dentro de los mismos sistemas.


La vida del salmón se inicia en el río. Cada año, en el otoño, una hembra y un macho ponen y fertilizan las ovas en un nido de grava que previamente ha forjado la madre. Transcurridos dos o tres meses eclosionan los alevines, pero antes de empezar a trasladarse, permanecen por unas pocas semanas en la grava. Cuando llega la primavera, y con ella una elevación de la temperatura, se producen otras variaciones ambientales y cuando ya el alevin ha adquirido algunas habilidades natatorias, abandona la grava e inicia su vida independiente.

Muchos autores han dedicado extensos estudios para esta fase de vida del salmón. Aquí se presenta en forma sucinta su fascinante ciclo. Por lo exacto que es, por los problemas que debe afrontar para lograr la perpetuación de su especie, el salmón es digno de observarlo porque para ello deben unirse un macho y una hembra en el hábitat correcto, en el tiempo y momento preciso.



Después que los salmones “vagabundean” en los mares, por periodos variables, intentan volver al lugar de nacimiento, y para ello deben pasar severas penurias. Cuando llegan a la desembocadura del río materno comienzan a escalar en grupo si las aguas no son muy turbulentas y en el caso de un río muy caudaloso algunas especies lo hacen en fila.

La odisea del río se inicia venciendo los remolinos, rocas, árboles caídos y todo tipo de obstáculos; en esa travesía no se alimentan, lo que sumado a la lucha contra la corriente y demás tropiezos provoca en sus cuerpos serios deterioros que le dan a su aspecto feo y triste, lejano a aquel que poseía cuando vivía en los mares. Pero no por eso es menos brioso. Remontando el río llegan a la entrada del área de desove, esa misma donde se inicio su vida y de la de sus antepasados.

En este punto se agrupan nuevamente, y esperan que les llegue la etapa final de madurez sexual. Cuando la alcanzan, corresponde a la hembra nadar cerca del fondo para ubicar el lugar en que pondrá sus huevos; la búsqueda del espacio en que contruira su nido le toma largas horas durante las cuales nada suavemente, mientras el macho corretea a otros cortejantes atraídos por esa hembra. En ocasiones estos son “jacks”, es decir, peces jóvenes de maduración prematura que regresan antes de terminar su ciclo de crecimiento en aguas oceánicas.

Una vez que ella ha elegido el territorio, construye el nido con fuertes movimientos de su cola de manera de remover la grava y cavar un hoyo de profundidad que alcanza entre 40 y 50 centímetros; mientras esta abocada a esta tarea permite también el cortejo del elegido como pareja. Los intrusos siguen siendo alejados por el macho, aunque la hembra también, quizás en situaciones extremas, reacciona contra los intrusos y lo hace en forma mas violenta que su compañero.

Este rito cortejal les toma horas, debido por una parte a que la hembra retira, atrae y junta piedras que escoge, pues le parecen mas convenientes para formar la cuna para sus huevos y por otra, debido a que no solo construye uno, sino dos, tres, cuatro y hasta mas de cinco nidos. Ella comprueba la calidad y profundidad del nido hasta que en un momento se detiene, para permitir y esperar que el macho se ponga muy junto a ella. Y en ese momento la pareja, sincronizadamente, al mismo tiempo liberan los huevos y los espermios, produciéndose el milagro de la fertilización.

Cuando el agua se aclara, alejado ya el liquido seminal, la hembra puede observar los huevos en el fondo del nido y se apresura a cubrirlos moviendo la cola como semejando el movimiento de un ventilador, muy suavemente, sin tocar una sola piedra, de modo que logra crear una corriente que traslada los huevos ya fertilizados hacia los intersticios de la grava mas grande, con el fin de que queden bien protegidos y evitar la sofocación por la presencia de sedimentos. Mientras realiza esta operación combina el trabajo con la iniciación de otro nido. En cada una deposita entre 500 y 1000 huevos, los que cubre, cuida y protege de todo lo que los puede amenazar, hasta que muere unos días después.

Por todo lo relatado antes, se considera que la etapa de desove en el ciclo de la vida del salmón, es el estado mas sensible a ser interrumpido, ya que son tantos los requerimientos que tiene que cumplir de tipo físico, químico y sociales que lo constriñen fuertemente. Ahora bien, cada especie de salmón del pacifico, después de alcanzar el tamaño de alevin, se comporta en forma muy distinta una de otra.